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Cuando se crece de más

Publicado por Mairim Gómez Cañas viernes, 25 de septiembre de 2009

El crecimiento de nuestro cuerpo es algo normal que sucede desde que somos concebidos, y de hecho es así como ocurre a lo largo de la infancia y la pubertad. Llegada la etapa adulta es de suponerse que la persona deje de crecer. Sin embargo, hay casos en los que el individuo sigue teniendo cambios físicos en su anatomía, tales como aumento en la cara, los labios, la lengua, las manos, los pies, la nariz, orejas, profusión del mentón, crecimiento mandibular, algo que es una clara señal de que hay un mal funcionamiento de la hormona de crecimiento y que muy probablemente esté relacionado con un desorden hipofisiario.

La Acromegalia, que deriva su nombre de los vocablos griegos Akron –extremidad- y Megas –grande- tiene su causa directa en un tumor hipofisiario benigno cuya aparición produce un exceso de la hormona de crecimiento, la cual se secrega en un 98% desde la glándula hipófisis.

Se ha descrito que esta enfermedad comienza a generarse unos 10 años antes de que se hagan más evidentes los síntomas visibles -lo cual ocurre entre los 40 y los 50 años- y se observa a través de manifestaciones generales como sudoración profusa inexplicable, hipertensión, dolores articulares, problemas para masticar, separación de los dientes y elevación de los niveles de azúcar.

“Esta enfermedad afecta a 6 de cada 100.000 pacientes, al que la padece le crecen los labios, la lengua, las manos y los pies, además de las vísceras, la tiroides y el corazón, en estadios más avanzados”, explicó la doctora Irene Stulin, médico internista, endocrinólogo, adjunto del servicio de endocrinología del Hospital Vargas.

“El problema –agregó- es que el paciente no acude por las señales generales, sino cuando ya tiene manifestaciones neurológicas, como pérdida de la visión, dolor de cabeza intenso, vómitos, síntomas que amerita una realización de estudios de imágenes tipo resonancia magnética, y es entonces cuando encuentran una lesión cerebral. Luego, cuando solicitan el examen hormonal se dan cuenta de que se trata de una acromegalia”.

Aunque es menos frecuente la Acromegalia en los niños, hay que prestar atención si hay un diagnóstico de “gigantismo”, es decir, un crecimiento excesivo que ocasiona el aumento de la estatura, confirmado por valores que exceden a los valores promedios estipulados en las tablas de crecimiento y desarrollo. “En estos casos, lo que se recomienda es que el niño haya tenido un control pediátrico regular, para poder determinar si se trata de una talla grande o de una velocidad de crecimiento muy alta”, señaló la doctora Stulin.

“Lamentablemente –completó la especialista- el paciente que tiene las manifestaciones generales no acude al endocrinólogo, y sólo lo hace cuando ya han pasado entre 7 y 10 años, en ese momento tiene un macroadenoma - tumor con más de 1 cm de tamaño- acompañado de varias señales neurológicas y cambios físicos notables”.

Por tratarse de una enfermedad que se desarrolla de manera lenta y progresiva, lo ideal es que las personas que advierten varios de los cambios físicos o en el organismo que han sido señalados anteriormente, consulten al médico internista y/o al endocrinólogo, para que sea un especialista quien defina si se trata de un problema local o de fabricación en exceso de la hormona de crecimiento.

Fuente: Novartis

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