El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa irreversible, que causa un progresivo deterioro en las funciones intelectuales y la capacidad para desempeñar actividades de la vida diaria, afectando no sólo a quien la padece sino también a su ámbito familiar y su entorno social. Esta condición, frecuentemente empieza a desarrollarse a partir de los 65 años, originando cambios en la conducta y en la personalidad con una progresiva pérdida de memoria y de la capacidad verbal.
La especialista en neuropsiquiatría, doctora Zhilma Sucre, explicó que un paciente con esta patología, se hace dependiente de sus familiares o de un cuidador, debido a que su enfermedad es progresiva e irreversible y afecta las funciones cerebrales superiores -intelectuales, sociales y emocionales-, por lo que la persona necesariamente pasa a depender de otro adulto para desenvolverse lo mejor posible en su cotidianeidad.
La Dra. Sucre, indicó que en primera instancia tras conocerse el diagnóstico del paciente, “…los familiares deben informarse sobre qué es la enfermedad y todo el proceso que conlleva su desarrollo, de modo que este conocimiento les permita afrontar mejor los posibles cambios físicos, conductuales, económicos y sociales que ocurran…”.
En principio, aunque la memoria comienza a deteriorarse, la persona aun puede valerse por sí misma; sin embargo puede presentar episodios de depresión, ansiedad, aislamiento social y falta de iniciativa. A medida que la enfermedad avanza se va reduciendo la capacidad para ejecutar tareas cotidianas, las fallas de la memoria se hacen más evidentes, el paciente enfermo presenta dificultades para comprender el lenguaje, reconocer a los miembros de su familia y pierde la capacidad de desempeñar tareas básicas de auto cuidado, como el aseo personal o la alimentación.
A lo largo de la progresión de la enfermedad, la familia y/o el cuidador, juegan un papel importante de compañía al paciente. La especialista en neuropsiquiatría indicó una serie de recomendaciones que permitan sobrellevar el desarrollo de esta condición cerebral:
• Es deseable que la carga de cuidado no recaiga en una sola persona, sino que varios miembros familiares asuman conjuntamente esta responsabilidad.
• Establecer una rutina diaria para el paciente, evitando sobrecargarlo con ejercicios o mantenerlo sin hacer nada.
• Demostrarle empatía, tratarlo con paciencia, afecto y tolerancia, de manera que poco a poco se cambie el estado de ánimo del paciente y se le traiga a su realidad presente.
Es importante además, mantener al paciente en un adecuado control médico y no delegarle la responsabilidad de adherirse a su tratamiento.
Fuente Comstat Rowland
Cuando el Alzheimer también afecta a la familia
Publicado por
Mairim Gómez Cañas
jueves, 29 de octubre de 2009
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