El trastorno de bipolaridad es una patología marcada por fluctuaciones del estado de ánimo, que cuenta con períodos de depresión repetitivos que se alternan con temporadas de gran euforia.
En la fase maniaca del trastorno, el principal síntoma es que el individuo se siente extraordinariamente productivo, dinámico y entusiasmado en extremo. Además, tiene pensamientos acelerados y descontrolados; suelen realizan múltiples actividades al mismo tiempo y a la hora de hablar lo hace tan rápido que es muy difícil que otras personas logren llevar el ritmo de la conversación.
En la fase depresiva, la persona pierde el interés por actividades que antes disfrutaba, se siente triste, derrotado, fatigado, lento y melancólico. También, puede presentar problemas al dormir, pérdida de peso, del apetito o por el contrario puede comer en exceso. Otro de los síntomas importantes de esta fase son los sentimientos de culpa o incapacidad que pueden desencadenar en delirios y pensamientos de suicidios y muerte.
Actualmente, no existe cura para este trastorno; sin embargo, puede ser atendido a través de tratamientos que consisten en un control eficaz del curso del trastorno a largo plazo, lo cual supone el tratamiento de los síntomas emergentes. Para esto es necesario contar con tres grandes herramientas:
1. Terapias con fármacos: “actualmente, en el mercado existen productos que logran controlar las fluctuaciones de los estados de ánimos, como es el caso de la Quetiapina XR, un novedoso antipsicótico atípico, que sirve como estabilizador del humor, antimaniaco y antidepresivo. Es decir, que logra actuar en cada una de las fases del trastorno y es prácticamente la única molécula que posee ese perfil”; según información brindada por el Psiquiatra Emilio Miquilena. Asimismo, este fármaco del laboratorio AstraZeneca cuenta con un sistema de liberación prolongada, lo que facilita el seguimiento del tratamiento por parte del paciente ya que sólo requiere una toma diaria.
2. Terapias de psicoeducación: este método consiste en explicarle al paciente, de qué se trata la enfermedad y ofrecerle estrategias para poder convivir con ella. Igualmente, le deja saber que aunque noten mejorías significativas con los tratamientos farmacológicos, es fundamental su constancia en el mismo, pues es una enfermedad crónica y la suspensión de la medicación podría generar recaídas y un retroceso en el tratamiento.
3. Apoyo familiar: el apoyo por parte de la familia representa un factor fundamental para que el individuo sea constante en su tratamiento y pueda llevar una vida completamente normal. Estas son las personas encargadas de motivar y hacerle seguimiento al individuo en su tratamiento psicoeducativo y farmacológico, garantizando un mejor control del trastorno, su recuperación y por consiguiente su reinserción en la sociedad.
El trastorno de bipolaridad tiene una prevalencia importante, tanto así que representa la sexta causa de discapacidad en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Por tal motivo, es importante que la colectividad en general tome conciencia y en consideración la salud mental como un componente vital de la atención primaria de salud.
Fuentes:
AstraZeneca
Organización Mundial de la Salud
Dr. Emilio Miquilena ( Psiquiatra)
El trastorno bipolar se puede controlar a través de la medicación y el apoyo familiar
Publicado por
Mairim Gómez Cañas
martes, 2 de febrero de 2010
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