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Bebés amarillos y poco saludables: la ictericia es la principal manifestación de hiperbilirrubinemia

Publicado por Mairim Gómez Cañas lunes, 14 de diciembre de 2009

Los bebés recién nacidos ameritan cuidados especiales debido a la inmadurez de sus sistemas vitales. Cuando se trata de niños prematuros la situación es aún más delicada, pues sus órganos continúan en formación y no están preparados para funcionar de forma independiente. Cuanto más prematuro es un niño, mayor es el riesgo de que sufra complicaciones como anemia, hipertensión arterial, dificultad respiratoria, infecciones e hiperbilirrubinemia.

Esta condición se desarrolla debido a elevaciones en los niveles de bilirrubina, compuesto que se produce por la degradación natural de la hemoglobina, causando una tonalidad amarillenta en la piel y la esclerótica de los ojos, denominada ictericia. El incremento de los números en la bilirrubina –generalmente superior a 25 mg- puede provocar parálisis cerebral, sordera u otras lesiones.

La hiperbilirrubinemia también puede desarrollarse por incompatibilidad de grupo sanguíneo entre el niño y la madre, por procesos infecciosos debido a la inmadurez hepática del bebé o por sustancias presentes en la leche materna que aumentan la concentración de bilirrubina en la sangre al no poder excretarla.

La ictericia suele aparecer el segundo o tercer día de vida. Comienza por la cabeza, desde donde se va extendiendo al resto del cuerpo en sentido descendente. La especialista en pediatría, perinatología y puericultora, Ledis Fuenmayor, explicó que los pacientes con este tipo de problemas deben ser tratados con fototerapia –exposición del recién nacido a luces fluorescentes- que convierte la bilirrubina en moléculas más solubles que se eliminan a través de la orina y las heces.

“La alimentación es muy importante en pacientes que presentan este tipo de problemas. Deben recibir una nutrición muy completa, que contenga compuestos como la luteína, una sustancia que permite la fijación de los rayos y ayuda a que las toxinas sean eliminadas más rápido”, aseguró.
La luteína además está implicada en el desarrollo de la retina, la agudeza visual y en la maduración de los bastoncillos que ayudan al niño a ver con más claridad desde la primera etapa de su vida.

Alimentación eficaz

La doctora Fuenmayor, quien labora en el Materno Infantil Eduardo Soto Peña del Zulia, explicó que la luteína se encuentra en cantidades importantes en la leche materna. Cuando los niños no pueden ser alimentados con leche materna porque la madre tiene virus de inmunodeficiencia humana o está en quimioterapia, existen fórmulas de inicio que contienen biofactores importantes como taurina, luteína y aminoácidos como DHA y AA.

Los nutrientes antes mencionados están implicados en la madurez del cerebro y el desarrollo de la retina; además ayudan a una reacción favorable de la fototerapia y a la inhibición de la ictericia. “Un niño bien alimentado es un futuro hombre o mujer feliz con todo el potencial necesario para desarrollarse”, concluyó la galena.

Bebés prematuros

Se considera prematuros a los niños que nacen antes de las 37 semanas de embarazo. Estos pequeños tienen necesidades especiales, por lo cual deben recibir atenciones distintas a las de los bebés a término.

La primera etapa de vida extrauterina suelen pasarla en una unidad de cuidados intensivos neonatales, necesitan ganar peso rápidamente y son más propensos a presentar complicaciones.

Fuente: Comstat Rowland

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